Introducción

Camillo Tosti cumple 100 años!

¡Éste es el gran acontecimiento del 10 de enero del 2012!

He querido hacerle un homenaje invitando a todo sus familiares y amigos a que le escriban. No se trata de los sólitos buenos deseos de cumpleaños pues comprenderán que al que tiene 3 cifras en su edad no se le puede felicitar igual.

Es sobre las vivencias que hemos tenido con él. Es el Camillo en todas sus edades, casi (no he encontrado quien lo conozca de niño) y que está vivo en la memoria de quienes lo conocemos como si todos los momentos de su vida estuvieran juntos, reunidos en el presente.

Myriam Mercedes

sábado, 24 de diciembre de 2011

Titico, Francisco Cupello Osorio (sobrino)

Titico y Diana


Mi primera visita a Roma la realicé en Marzo de 1969. En ese entonces yo estudiaba inglés en Cambridge, Inglaterra, y mi tío Nicola, que vivía en Londres me invitó a que fuera con el a ver la Semana Santa en Sevilla, luego iríamos a Roma a visitar a la tía Italia y al tío Camillo que nos recibirían en su casa.

El viaje, tanto a Sevilla como a Roma fue fantástico para mí, vi las procesiones y las iglesias y monumentos que todo turista visita en esas ciudades. Además ese viaje marcaría un hito en mi vida:

A mi tía Italia le pareció que un muchacho de 19 años debería hacer algo más que visitar museos e iglesias y programó para que fuera una noche a una discoteca con una muchacha de Roma, Diana, hija de un italiano y de una venezolana, amigos de mis tíos. Yo no hablaba italiano, pero Diana si hablaba el español, por su mamá.

Todo funcionó perfecto, fuimos a la discoteca “Piper” que estaba de moda en esos años, la pasamos bien y regresamos a medianoche. Cinco años más tarde me casaría con Diana. Ese día la tía Italia me había programado mi destino.

Lo malo fue que mi tía me había dado las llaves de su casa para que en la noche pudiera entrar sin despertar a nadie, y por distracción (típica en muchos miembros de la familia), no devolví las llaves, cuando regresé a Inglaterra me las encontré en un bolsillo. Me sentí tan mal que lo único que pensé fue en devolvérselas a los tíos. Alguien me aconsejó que las mandara por correo y me fui al post office, eche las llaves en un sobre, le puse la dirección, “Via Mangili 25, Roma Italy”, lo metí en el buzón, y metí la pata...

El sobre llegó, pero no las llaves, si alguien las había tomado tenía no solo las llaves de la casa, tenía la dirección también. El tío Camillo tuvo que mandar a cambiar todas las cerraduras de la puerta de su casa y me informaron que no estaba nada contento.

Sin embargo el tío Camillo fue muy noble, después de ese episodio me recibió muchas otras veces en su casa y nunca me reclamó lo de las llaves, aunque me imagino que temblaba cada vez que me las daban.


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