Familia Osorio Menda. Al centro Ma de Lourdes con Luisa su mamá, el día que esta se graduó de Letras en la universidad
Querido Tío Camilo,
No todo el mundo puede llegar a cumplir cien años. Llegar a cumplirlos en las condiciones físicas que te encuentras y sobre todo con esa fortaleza de espíritu que siempre te ha acompañado y que te ha ayudado a sobrellevar los duelos y las situaciones difíciles por las que has tenido que pasar. Durante tantos años de vida, con tus ganas de vivir y tu optimismo has sabido sobrellevar superándolas siempre, sin que te hayan pasado factura por ello. Por eso siempre los recuerdos que tenemos de tus visitas que tanto extrañamos, son momentos de disfrute y de alegría, y sobre todo de ejemplo, de que como tú bien dices: si las afrontas con valentía y voluntad de salir adelante (como cuando estuviste prisionero durante la guerra) lograras superarlas.
Espero poder brindar personalmente contigo con un roncito de los que tanto te gustan así que me hice la promesa de que este año, si Dios quiere, me propondré a viajar y visitarte para que celebremos.
Ahora recordare uno de los tantos momentos gratos que hemos compartido contigo. Fue en una de las cenas que con tanto amor la Tía Myriam prepara todos los domingos a fin de mantener los vínculos y la unión familiar. Nos encontrábamos en la sala, en compañía de varios de los familiares y amigos que en ese día habían sido invitados, cuando de pronto te vemos Sonia y yo en el sofá principal, rojo como un tomate y privado de una risa nerviosa con cara de picardía. Tú como siempre con tu caballerosidad y prudencia no nos dijiste nada, pero nosotras al voltear la mirada y ver de frente, visualizamos a una de nuestras primas que se encontraba de espaldas y la cual como buena descendiente de Menda, que nos caracterizamos por tener unas buenas caderas y un buen trasero, por tener unos pantalones a la usanza de ahora, a la mitad de la cadera, al sentarse se le bajo el pantalón y le quedaban al descubierto el comienzo de la espalda y algo bastante más de aquello que llaman posaderas. No digo de quien se trata para que no se sienta avergonzada, pero sí recuerdo que te comentamos: ¿Tío Camilo hace cuanto tiempo que no veías unas posaderas como estas?
Te mando muchas felicidades y que ese espíritu y esa fortaleza te sigan acompañando para que podamos seguir contando con tu ejemplo y sabiduría.
María de Lourdes
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