El joven de 100 años
Cien años parecen muchos hasta que conoces a mi tio Camillo. Alto, buenmocísimo, siempre muy erguido, impecablemente vestido y con una agilidad que impresiona hasta a los jóvenes.
Siempre ha sido mi tío favorito y yo, por supuesto, su sobrina preferida (bueno, eso creemos todas) desde que era pequeña me ha hecho reír muchísimo, aun hoy en día cuando me ve me canta “Alicita, Periquita, es bonita pero….bobita” o “Alicita lo sabe casi todo”. Siempre lo he querido muchísimo y de chiquita era mi héroe porque además de ser súper divertido y consentidor yo decía que hablaba igualito a mi ídolo el Topo Gigio. (Para los jóvenes que no lo conocieron, el Topo Gigio era un ratoncito bobísimo con acento italiano que salía todas las noches en la televisión y nos mandaba a dormir).
El tío Camillo siempre ha estado muy claro en que le gustan las mujeres, pero cuando digo que le gustan es en serio, no importa la edad, la clase social o la raza, para él todas son mujeres y por lo tanto merecen su respeto, admiración y galantería. Lo he visto levantarse de su silla a toda velocidad cuando pasa en frente de él la muchacha de servicio en casa de mi mama mientras está limpiando la sala, porque según él, es mala educación permanecer sentado en presencia de una dama. Cuando llega de viaje a Caracas siempre viene cargado de perfumes para sus múltiples admiradoras. La casa de mi mamá se llena de mujeres de todas las edades que se pelean por su atención. Nunca he conocido a ninguna mujer de ninguna edad que no le encante mi tío Camillo.
Su optimismo siempre ha sido una de sus características que más nos ha impresionado tanto a mi esposo Alberto, como a mis hijos y a mí. Una vez, en la sobremesa después de una cena espectacular en Roma, Alberto le pregunto sobre sus experiencias en la guerra porque quería que nuestros niños lo escucharan directamente de alguien que había estado allí. Nos conto lo divertido que había sido el campo de concentración en el que estuvo preso, que jugaban futbol y preparaban espaguetis. Mis hijos después de oírlo, casi me piden ir a un campo de concentración a pasar las vacaciones de verano. Estoy segura de que tuvo momentos terribles durante la guerra, pero tuvo la sensibilidad de no contarles esas historias a los niños sino las cosas divertidas. Además, él siempre ha tenido la capacidad de buscarle el lado positivo y gracioso a casi todas las situaciones.
Parece imposible que alguien pueda ser joven a los 100 años, pero ese es el caso, sin duda alguna, de mi muy querido tío Camillo. ¡Felicitaciones en tus primeros 100 años tío Camillo y espero verte en Caracas en Febrero para celebrarlos juntos! ¡Te quiero mucho!
Alicita Periquita
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