FOTOS:
Myriam de cumpleaños
Myriam con la capa abisinia que le regaló el papá de Camillo
Camillo en el frente de batalla
Camillo cien años, los cumples chévere
Tú has sido para mí como un papá. Te conozco desde que nací, tenías entonces veinte años y ya te habías graduado de abogado, de ciencias políticas y sociales y filosofía. Habías hecho el servicio militar y poco después eras procurador legal especializado en política internacional. ¡Increíble, un genio! Además eras muy buen mozo. Claro que de eso yo no lo entendía. Lo que recuerdo desde muy pequeñita son los paseos por Villa Hass en Nápoles, donde tú y mi hermana Italia ya novios, decían que yo era su hijita. Te veía llegar, todas las tardes y te decía:
¿Dove sta il pancino? (caramelos)
Cuando tenía 4 años te fuiste con mi hermano Enrique a Venezuela, poco después, los seguimos el resto de los Cupello y mamá. En Caracas te casaste con mi hermana Italia. Después de un largo viaje de luna de miel, llegaron a Roma y nació Carlitos, el compañero de travesuras, más bien diabluras de mi niñez.
En Italia concursaste para la administración pública, pero vino la guerra, te nombraron comandante de artillería antitanques. Luego nos contabas:
-Era horrible, tenía que matar a ingleses y no los odiaba-
Ellos te pusieron preso, te mandaron a la India y dijiste que fuiste tratado como amigo de tus carceleros. Recuerdo tus cartas censuradas tachadas con tinta china. En la prisión, dedicaste 3 años a escribir tu tesis sobre “Filosofía del Derecho”. Al final de la guerra desembarcaste en Taranto, Italia y tus escritos cayeron al mar accidentalmente. Tú dijiste:
–Gracias a Dios que se perdió el trabajo y no yo-
Italia y Carlitos estaban ya en Venezuela. Fue muy emocionante cuando llegaron en 1941 en barco desde Portugal en plena guerra. En 1946 viniste a Caracas, entre ese año y 1948 fuiste Consultor de Transporte del Gobierno Venezolano y miembro de la comisión para La Reforma Administrativa. Por eso en 1965 te otorgaron la condecoración más preciada de Venezuela: La Orden del Libertador.
En 1948 los fui a visitar con papá y mamá a Roma. Eras ministro del Comité Económico de América Latina y presidente de la Delegación Italiana de Transporte ante los países europeos. En esa época aunque ya era una señorita, participaba con Carlitos en la pandilla del barrio.
Tu papá Carlo el General
Pasamos unos días en Nápoles, allí conviví con tu familia. Tu papá Carlo me regaló una preciosa capa, usada en el matrimonio por la hija del Emperador Haile Selassie (descendiente del Rey Salomón) considerado un héroe nacional en Etiopía, presentado en la revista Time en 1935 como el hombre del año, por su labor en la modernización del país. La capa que siempre me ha acompañado había sido destinada a Ela tu hermana menor y se la había regalado el emperador de Etiopía, entonces Abisinia, al papá de Camillo el general Tosti.
En las tardes cuando conversaba con él en Nápoles me narraba su pasado guerrero. Otros compañeros me contaban de él: que herido no quería ser medicado, sin asegurarse antes de que sus soldados siguieran luchando. Otro decía: arriesgaba su vida al frente del ejército para lograr rapidez y buenos resultados. Otro intervenía: activo, siempre alerta, despreciaba la fatiga, animado de un alto sentimiento del deber.
Obtuvo la medalla de oro de los Bersaglieri (tiradores) Ciclistas. Además era como Camillo un viejo muy buen mozo.
Tu abuelo Camillo: El Alcalde
El general Tosti también me contó sobre su padre, tu abuelo el Barón Camillo Tosti, Alcalde de Nápoles, famoso por su continua ayuda a los desamparados, fundador de escuelas técnicas, propulsor de obras benéficas como orfanatos y comedores para pobres. Un día la Reina Margarita lo visitó y le dijo:
-Buenos días Barón. Y así fue como lo nombró Barón.
Su esposa era de España, se llamaba Manuela, y fue enterrada en el Cementerio Español napolitano. Una tarde mientras conversábamos me llamó la atención cuando me contó que en todos los bares de esa ciudad se ofrece café gratis a quien lo solicita y no lo puede pagar.
Triunfo, dolor y vida
Tú, Camillo seguiste triunfante y tomabas tiempo para ser un buen marido, miembro de familia y amigo de todos. Te destacabas como mediador tanto en las pequeñas disputas familiares como para resolver los problemas de la Comunidad Europea, hoy Unión Europea de la cual fuiste experto permanente de transporte representando Italia en Bruselas desde 1958 a 1961. También en la solución de conflictos laborales como Director del Sindicato de Empleados del Transporte y Presidente de Transporte y Comunicaciones, presidias el Comité de Transporte de la Comunidad Europea, académico de la Academia Tiberina, Comendador de la República Italiana. Y a pesar de todo esto tomabas la vida con calma.
Murieron, Italia en 1989 y Carlitos en 1999, dos tragedias, tu amada esposa y tu único hijo. Te comportaste como el guerrero que fuiste, tu vida debía continuar. Italia más que bella era una mujer dulce y encantadora. Carlitos muy inteligente, simpatiquísimo y mejor mozo que su papá y abuelo.
Contigo Camillo tuve muchos momentos de acercamiento: pasamos juntos en Suecia la operación de aneurisma cerebral que sufrió mi hermana Italia. Ella sobrevivió por casi treinta años más, sabíamos que algún día se repetiría y esa fue la causa de su muerte en Caracas. Carlitos tuvo cáncer del pulmón que se expandió al cerebro, falleció en Bruselas. En ambas enfermedades fui tu compañera, conversábamos de todo un poco: de Aristóteles y Platón (a ti te gusta Aristóteles) amor, mujeres, chistes y hasta del futbol.
Los últimos 30 años venías a Caracas por 3 meses y yo te servía de compañía. En las mañanas hacíamos diligencias, caminábamos en el Centro Comercial Sambil, cada uno por su lado, luego nos reuníamos para venir a casa a brindarte una Cuba Libre, almorzábamos y con frecuencia pasábamos la tarde con amigas. Tu reunión favorita era ser el único hombre entre mujeres. Tu clara preferencia por el sexo femenino se manifestaba en Roma, cuando íbamos en el autobús en puestos separados. Siempre te sentabas al lado de una mujer, la edad no importaba. Un día, la candidata de turno se bajó en la segunda parada, te vi muy serio cuando a tu lado se colocó un viejo calvo, llegaste al terminal silencioso. Rápidamente lo olvidaste y visitamos tus amigas del Banco y la farmacia.
Hèlena tu abuela viajera
Por último debo decir que llegas juvenilmente al centenario, por herencia. Hace ya más de 40 años conocí a tu abuela, elegante, bella e inteligente. Fui a recibirla a la estación de tren de Nápoles. A los 96 años viajaba sola desde Novara, Piamonte, unas 20 horas de viaje y nos saludaba con gran frescura y tranquilidad, como si saliera de su casa. Luego vivió muchos años.
Agradezco tu ayuda en la corrección de varios de mis libros, tus consejos, admiro tu valor, tu poder de conciliación y tu simpatía por los más necesitados. Sigue adelante.
Myriam, hermana de Italia y tía hermana de Carlitos
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