Introducción

Camillo Tosti cumple 100 años!

¡Éste es el gran acontecimiento del 10 de enero del 2012!

He querido hacerle un homenaje invitando a todo sus familiares y amigos a que le escriban. No se trata de los sólitos buenos deseos de cumpleaños pues comprenderán que al que tiene 3 cifras en su edad no se le puede felicitar igual.

Es sobre las vivencias que hemos tenido con él. Es el Camillo en todas sus edades, casi (no he encontrado quien lo conozca de niño) y que está vivo en la memoria de quienes lo conocemos como si todos los momentos de su vida estuvieran juntos, reunidos en el presente.

Myriam Mercedes

sábado, 24 de diciembre de 2011

Berenice Álamo (amiga)


LAS HORAS NO PASAN

De mi hermana Alicia conduciendo nuestro vehículo a una velocidad inverosímil tras la pista de Camillo por la vía Roma-Ostia, me acuerdo, pero no es lo más importante. Camillo para mí es el gran conversador en las tardes de merienda donde Myriam o en los almuerzos sabatinos en nuestra casa, Quintanar, en Chuao, donde ya no estamos.

Sus temas de conversación tenían- probablemente tienen una cierta recurrencia: sus recuerdos de la II Guerra Mundial y del campo de concentración inglés en la India donde pasó casi todos los años del conflicto, en un relativo bienestar, pues no se queja del tratamiento de los británicos; su insistencia en por qué se le da a la Virgen el tratamiento de beatísima, cuando beato significa dos cosas casi opuestas: paso previo para ser luego canonizado o santurrón, ratón de iglesia y, según él, ciertamente, ninguna de las dos acepciones cabe para la Madre de Dios. Pero sí cabe aclararle que beatíssima en latín es sinónimo de santísima.

¿Qué comía Camillo en mi casa? Pues de todo, pero siempre moderadamente, jamás le vi un exceso. Tampoco en la bebida, eso sí había que tenerle un ron listo para una cuba-libre. La sobriedad de Camillo, en todo, debe ser uno de los secretos de su longevidad. Pero para algo no era sobrio y paso a contarlo.

Cuando en las tardes de merienda donde su cuñada estaba Fanny Álvarez de Lugo y con su bella voz interpretaba boleros a capella, Camillo no se cansaba de oírlos, sobre todo “El reloj” de Lucho Gatica. Le recordaba y seguramente le sigue recordando, sus tiempos de novio con Italia. “El reloj” es su canción preferida de aquellos tiempos. Pienso que no es sólo el recuerdo de ese amor floreciente, sino una suerte de destino: se diría que para él las horas no pasan, el reloj se quedó detenido…

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