Entrevista de Delia Flores por M.A.

Delia, matemática pura, es una herencia de mi papá y se ha convertido para la familia en un familiar más. Camillo siempre congenió muy bien con ella y durante sus estadías en Caracas se veían varias veces. Hoy soy yo la invitada a almorzar, aunque tal vez hubiera preferido a Camillo…

-Delia, tú conoces bien a Camillo, lo has invitado varias veces a tu casa. Cuéntame que impresión tienes tú de él como persona.

-Yo considero que Camillo es una persona sumamente interesante, inteligente que además siempre tiene el deseo de agradar a las personas, siempre procura agradarte. Por ejemplo yo recuerdo mucho un día que llega a la casa y se sienta en medio de la sala y me dice:

“Esta casa es luminosa y sencilla como tú”

-yo le dije: ¡Camillo eso es fantástico, debes escribirlo!

-Además eso quiere decir que él es observador. Agregue

-Exacto, es sumamente observador y te hace observaciones sinceras. Porque de repente te dice que ese cuadro no le gusta. No le gustan los colores o no lo entiende. Él te transmite su sensación del conjunto, que le gusta la casa. Ahora cuando se va al detalle hay cosas que no le gustan.

-Tu conoces además la casa de Camillo ¿nunca te contó la anécdota del cuadro? Pregunté.

-Como no, claro. Le robaron los cuadros, entonces al marco le puso un fondo de madera. Y después alguien fue y le pareció un cuadro excelente.

-No, fue más que eso. Es que tuvo una reunión en su casa, entonces vio 2 personas ante el marco que lo veían y veían…Ve que uno le explicaba al otro con mucha seriedad alguna cosa. Hasta que al tio Camillo le dio curiosidad y se les acercó por detrás. Parece entonces, que uno era crítico de arte y le daba al otro unas explicaciones profundísimas sobre el concepto de esa obra, exponente de una tendencia de avanzada del arte contemporáneo. En ese punto del relato el tío se detiene y dice muy ufano: “Además de todo soy artista plástico” con un tono irónico.

-A veces no sabes si él está hablando en serio o en broma- Agrega Delia

-A mi me da la impresión que el arte contemporáneo no le entusiasma. Esa frase puede también contener una burla implícita: “Si yo soy tan maravilloso artista, cualquiera lo pude ser”- Dije yo.

- Él tiene siempre algo que contar, ocurrente y dicho en el momento preciso. Parece una persona mucho más joven. Cuando estás al lado de él es muy difícil pensar que estás al lado de una persona casi centenaria. Y además es una impresión común en las personas que lo conocen. Una vez estuvo aquí mi hermano que es profesor de historia. Entonces se puso a hablar y contarle toda la Segunda Guerra Mundial, y mi hermano estaba fascinado. Cada vez que lo veo me pregunta por Camillo. O sea, es una persona ya conocida en mi familia.

-Otra cosa, es que Camillo es una persona que es además agradable recordarla. El recuerdo que tú tienes de él es siempre como refrescante, te hace bien. Es fuera de lo común. Me gusta también su sinceridad, porque no es que él está todo el tiempo diciéndote bobadas, como que bella es tu casa, que lindo es tu cuadro, no, no, no.

. Hay que recordar que Camillo tuvo una vida dura. Estuvo en la guerra, perdió a su esposa y después a su único hijo y lo ves con aquella frescura, con aquel espíritu. Es interesante ver como una persona puede asimilar los golpes que recibe y asimilarlos bien, y sigue siendo amable con los demás, con capacidad para producir alegría en otros.

-Camillo quiero decirte que tus visitas siempre me causaron muchas alegrías y que quisiéramos todos, volverlas a tener.