Tío Camillo siempre has estado muy cerca de mí a pesar de los 8 mil kilómetros de distancia que nos separan. Veo todos los días la foto en la que estas con Tía Italia y Carlitos.
Tengo el recuerdo desde muy pequeña, cuando comenzó nuestra relación. Nosotros nos habíamos ido a vivir a Ginebra, tú y Tía Italia nos visitaban y también nosotros íbamos a Roma a verlos. Luego a los 13 años me fui con María Eugenia a vivir con ustedes, allá nos quedamos un año y medio. En ese tiempo aprendí muchas cosas y recuerdo que me decías: Puedes hacer lo que quieras, siempre que cumplas con tus obligaciones.
Tú y la tía Italia eran una pareja maravillosa, pendientes y llenos de detalles del uno con el otro, siempre me emocionaba verlos y constatar lo mucho que se querían.
Mas tarde, ya mas grande, volví a compartir con ustedes en Italia otro año y medio de estadía y están presentes en mi mente todos esos momentos llenos de afecto con que me rodearon. De ti Tío Camillo tengo la imagen de un hombre equilibrado que trata de ver y conocer las diversas posturas sobre un asunto antes de emitir opinión. Tus comentarios inteligentes me aportaron y todavía hoy me aportan la comprensión de muchas cosas y me han guiado en el conocimiento necesario para la vida en sentido amplio.
Tío Camillo siempre has sido un ser muy especial para mi y para mis amigos y amigas al punto de que también te llaman Tío Camillo con afecto y admiración.
He tenido la inmensa suerte de verte a lo largo de mi vida con mucha frecuencia, cada año desde 1972 te he visitado. También tus visitas anuales a Caracas fueron siempre un gran acontecimiento para nuestra familia y para nuestras amistades. Quienes estaban pendientes de tu llegada y de disfrutar de tu compañía durante tu permanencia en Caracas.
Te quiero mucho, bendición, un beso
Zanahoria
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