Introducción

Camillo Tosti cumple 100 años!

¡Éste es el gran acontecimiento del 10 de enero del 2012!

He querido hacerle un homenaje invitando a todo sus familiares y amigos a que le escriban. No se trata de los sólitos buenos deseos de cumpleaños pues comprenderán que al que tiene 3 cifras en su edad no se le puede felicitar igual.

Es sobre las vivencias que hemos tenido con él. Es el Camillo en todas sus edades, casi (no he encontrado quien lo conozca de niño) y que está vivo en la memoria de quienes lo conocemos como si todos los momentos de su vida estuvieran juntos, reunidos en el presente.

Myriam Mercedes

sábado, 24 de diciembre de 2011

Annabella Cupello (sobrina)









Conocí a mi tío Camillo y a la tía Italia, en Roma cuando tenía 16 años, ya que yo vivía en Maracaibo y cuando ellos venían a Caracas, no coincidíamos con ellos. Me impresionó la tía Italia cuando la vi por primera vez en el aeropuerto de Roma: una señora muy elegante, vestida con un “tailleur” azulmarino con rojo y blanco y la cara igualita a la de mi papá, que había muerto hacia un año. Luego fuimos a su casa (apartamento) que siempre me pareció bella y elegante. Por esa época, tenía poco trato con ellos.

Luego fui conociendo más al tío Camillo en las cenas en casa de tía Myriam, una persona con muchos conocimientos y muy buenas “historias”. Cuando estoy en su casa de Roma, me espera detrás de la puerta a las 4 PM: ¿porque qué tanto hacen esas niñas –una de ellas casi sexagenaria- en la calle tan tarde?

Resulta que nos está esperando para tomar el ron y whiskey, y contarnos todas sus historias de cuando estuvo en la guerra y después prisionero en la India. Recuerdo en especial la de un militar que lo dieron por muerto en un naufragio, lo condecoraron post mortem, y luego apareció vivito y coleando y no sabía que hacer con la condecoración. También otras historias: de su noviazgo con la tía Italia en Nápoles, de su venida a Venezuela a trabajar en Maracaibo hacia el año 1936. Nos contó de su abuela que iba a tomar el té con la Reina de Italia (y nos enseñó además la invitación para que no fuéramos a creer que era un cuento).

Tío Camillo: nunca me olvidaré de esas tertulias en el salón de tu casa con esa vista tan bella del jardín y del árbol que el constructor del edificio y vecino de la Planta Baja, quería cobrarte en el precio de tu apartamento.

Te quiero mucho, Annabella

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